Coda: el eterno retorno de Nietzsche y algo más
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A través de la plataforma de Netflix, vi hace unos días Coda , la ópera prima del guionista y director canadiense Claude Lalonde. Tiene un ritmo lento, algo que suele predisponerme bien, sobre todo si se trata del cine. Entre otras cosas, la lentitud convoca un tipo de percepción más aguda e invita a un disfrute intenso. Adhiero al elogio y cultivo de la lentitud en materia de creación y recepción de cualquier objeto artístico. Y, claro, como estilo de vida. En Coda , Henry Cole, un reconocido pianista inglés, representado con tanta elegancia y exacta gestualidad por Patrick Stewart (el capitán de la serie Viaje a las estrellas y también el Scrooge de una de las muchas adaptaciones cinematográficas de Un cuento de Navidad de Charles Dickens) vive lo que parece ser el último tramo de su carrera profesional y, posiblemente, de su existencia. El regreso a los escenarios está acompañado por temblores y olvidos, por la sensación casi constante de no estar a la altura de lo que fue