Manuel Mujica Lainez: Luminosa espiritualidad

 



En el texto que abre Luminosa espiritualidad (2004), Guillermo Whitelow cuenta cómo nacieron en la década del sesenta los poemas dibujados de los memorables Laberintos de Manuel Mujica Lainez: «En la apacible soledad, en las esperas inesperadas, en las sobremesas amistosas, en los viajes por mar o por aire, en un momento cualquiera que lo distanciara de la glotonería del tiempo fugaz, pedía una hoja de papel, si no la tenía consigo, y con su estilográfica y algunos lápices de color reunidos al azar, deshilvanaba un hilo de palabras que se perseguían las unas a las otras, como hojas caídas de un árbol secreto, para arremolinarse sin tropiezos en un cauce cristalino, por intrincados senderos».

Este libro póstumo surgió como un homenaje al autor de Bomarzo, al cumplirse veinte años de su muerte. Fue presentado durante la exposición titulada El mundo de Mujica Lainez, en el Centro Cultural Recoleta entre el 15 de octubre y el 7 de noviembre de 2004. En esa oportunidad, se exhibieron diecinueve dibujos que no habían sido expuestos ni publicados hasta ese momento; varios artículos periodísticos publicados en La Nación; libros y objetos personales, como el sombrero gris que se observa en varias imágenes de Manucho y la lapicera con la que escribía. También un juego de cartas de póquer que el autor le regaló a Guillermo Whitelow; los retratos realizados por Luis Centurión, Emilio Basaldúa y Carlos Alonso, y fotografías de Aldo Sessa. Mientras el público recorría la muestra, podía escuchar una grabación de 1967 en la que Mujica Lainez contaba algunas anécdotas.

El origen de la exposición y de la edición de Luminosa espiritualidad se remonta a unos años atrás, cuando Jacobo Fiterman, presidente de la Fundación Alon para las Artes, y José David, titular de la Fundación Mundo Nuevo, adquirieron en Estados Unidos los dibujos que Mujica Lainez le habría regalado a la galerista Fernanda Bonino. Ambas instituciones, a las que luego se unió el Grupo Zurich Argentina, fueron las encargadas de organizar la exposición, que contó además con el auspicio del diario La Nación, en el que Mujica Lainez solía colaborar.

 



La edición de Luminosa espiritualidad estuvo al cuidado de Jacobo Fiterman y contó con el diseño de Marius Riveiro Villar. En octubre de 2004 se imprimieron 2225 ejemplares que fueron distribuidos en tres series; todos impresos a cuatro colores en papel conqueror texturado maíz, de 220 g. Cada libro se presentó en una caja con el mismo diseño de tapa: el nombre de Manuel Mujica Lainez, el título del libro, el retrato de Carlos Alonso y la referencia al prólogo de Guillermo Whitelow. La serie A –del primer ejemplar al 25– ofrecía además un aguafuerte iluminado de Alonso, y la serie B –del 26 al 225–, un aguafuerte de su autoría. La serie C presentaba ejemplares numerados del 226 al 2225.

Este libro de pequeñas dimensiones –11 x 17 cm–, tan bello, reúne catorce poemas de Mujica Lainez y sus correspondientes dibujos, de marcado estilo naíf. Una de las características de esta cuidada edición es que solo las páginas que reproducen los versos de los poemas están numeradas con números romanos del I al XIV; no están numeradas las del prólogo ni las de los dibujos a cuatro colores: verde, rojo, amarillo y azul.

Tal como ocurre con el poema III, que se reproduce a continuación, los catorce poemas siguen la misma dinámica: la transcripción de cada uno en página impar, con número romano, y en la siguiente página impar, pero sin numerar, el dibujo correspondiente.

























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